Unos viajeros son recibidos por los monjes en la Puerta de La Osa Dibujo de Pablo Montiel, publicado en Aquerasturias |
Para ilustrarnos sobre el aspecto y descripción de nuestro monasterio de San Salvador de Cornellana en sus tres etapas fundamentales; La fundacional en 1024; La incorporación a Cluny en el siglo XII y la definitiva incorporación a la Orden de San Benito de Valladolid en el siglo XVI, vamos a seguir el trabajo realizado por Angel Bueres, Pilar Garcia Cuetos y Emma Secades, que fue publicado en tres números de la revista Dovela, publicación oficial del Colegio de Aparejadores de Asturias. Además de la obra de Antonio Floriano y la descripción de José Antonio Fernandez de Cordoba.
Posible aspecto del monasterio primitivo fundado por la Infanta Cristina en 1024:
Como ya conocemos, nuestra infanta al enviudar, funda en Cornellana un monasterio con la idea de pasar sus últimos días consagrada a Dios (Deo vota) y para ello, en unas posesiones suyas construye el primer monasterio que podría tener el siguiente aspecto:
"Estos monasterios mantienen en su mayoría las pautas establecidas para las anteriores villas romanas ya que se trataba de explotaciones de tipo agropecuario. Se unieron en ellos dos finalidades: La espiritual y la económica, como también en los monasterios benedictinos posteriores. Por esta razón su apariencia no era diferente en lo sustancial de la de una granja (cuadras, granero, etc) añadiéndose las dependencias necesarias para la vida comunitaria tales como el dormitorio, el refectorio y también una pequeña capilla u oratorio.
Los diferentes recintos se ordenaban alrededor de un patio, como era habitual en las villas romanas. El conjunto se cerraba con una cerca, para asegurar el aislamiento físico del mundo por parte de los miembros de la comunidad. En esta cerca se abrían dos puertas: la de la entrada o principal, y la que comunicaba con el huerto. En conjunto esta disposición general, con los diferentes recintos ordenados en torno a un claustro, es la que se mantuvo siempre en las plantas de los monasterios de todas las órdenes."
Cornellana como monasterio regular de Cluny:
Gracias, como ya sabemos, a los condes Suero y Enderquina, nuestro monasterio evitó su desaparición como la mayoría de los monasterios de "propietarios", que después del Concilio de Coyanza se fueron extinguiendo.
Suero y Enderquina aplicando todo tipo de presiones consiguen reunir e incrementar el patrimonio de Cornellana y el 7 de marzo de 1122 hicieron cesión del monasterio de San Salvador de Cornellana a la iglesia de San Pedro y San Pablo de Cluny. Esta unión fue muy fructífera para Cornellana porque en primer lugar, como ya dije, evitó su desaparición y en segundo lugar supone la instalación de forma estable y continuada de una comunidad como la de Cluny.
"En 1126 Alfonso VII concede al monasterio la delimitación de coto jurisdiccional. El coto de Cornellana comprendía, entre otros, los siguientes territorios establecidos en el privilegio de Alfonso VII: Por el rio Barbadís (Barbatin), La Abeyeras (Abelieras), Petras Feruencia, monte Lampeiro, Vega de Barcena, Monteagudo (Montem Acutum), Las Tablas, Serrapio, Quinzanas, Cabruñana, Fuente Cerrada, La Toba, La Perrera, La Azorera, Vado de Requejo, La Forna, etc.
Según Antonio Floriano, es a partir de este periodo cuando comenzaron los abades en el monasterio, siendo el primero, Magister Hugo, que fue conocido del conde D. Suero y que aparece como abad en 1129.
El monasterio consolidado en la baja edad media. La época comendataria:
Nos dicen nuestros autores que, "En este momento, el monasterio podía contarse entre los grandes núcleos patrimoniales monásticos de Asturias. De hecho, en la zona centro-oriental, sobresalían San Bartolomé de Nava y Valdediós, en la comarca central San Vicente y San Pelayo de Oviedo y en occidente, además de Cornellana, Oscos y Corias.
La reforma emprendida por el obispo de Oviedo, Gutierre de Toledo (1377-1389), también afecto a Cornellana, ya que realizó varias visitas en las que se hace hincapié en el cumplimiento de las normas básicas de la orden Benedictina, ya que parece ser que no se respetaba el modo de vida apropiado".
Sobre el posible aspecto de las edificaciones en esta época, los autores nos dicen:
En Cornellana, como en la generalidad de los monasterios asturianos, apenas han quedado vestigios de las construcciones monásticas medievales. Esto no debe sorprender, ya que los edificios monásticos se deterioraban más que las iglesias. En muchos casos se construían de madera y además los sucesivos cambios de los hábitos de las órdenes los afectaban directamente.
Las constituciones de Don Gutierre de Toledo apenas nos permiten hacernos una idea de las dependencias monásticas de Cornellana. Sabemos que había un dormitorio común, aunque no tenía puerta. También se contaba con un refectorio o comedor de la comunidad. En el esquema básico de un monasterio benedictino se ordenan todas las edificaciones alrededor de un patio o claustro cuadrado, colocado a la derecha de la iglesia y comunicado con ella mediante una puerta. Los monjes dormían en el dormitorio común, colocado en un piso alto, lejos del suelo que se consideraba un reflejo de lo inmundo y pecaminoso y desde el que también se accedía a la iglesia. Debajo del dormitorio solía instalarse una sala de día para los monjes. El refectorio estaba asimismo en el bajo, como la sala capitular. No debía de faltar, cocina, almacenes, etc. En estos primeros momentos no siempre había un recinto dedicado a biblioteca y los monjes leían en los bancos colocados en la crujía norte del claustro, la más soleada.
Es difícil afirmar que Cornellana contó con un claustro medieval monumental, aunque nos inclinamos a pensar que fuera así, si bien es muy posible que se construyera avanzado el siglo XIII.
El monasterio de Cornellana en la edad moderna, las edificaciones de los siglos XVI y XVII que llegaron a nuestros días:
A propuesta de nuestro monarca Carlos V y mediante bula de Paulo III, en 1536 se anexiona Cornellana a la Congregación de San Benito de Valladolid. Esto supondrá para Cornellana su periodo de máximo esplendor durante los próximos tres siglos, hasta que, primero la ocupación de las tropas de Napoleón y posteriormente la desamortización llevada a cabo en los años 30 del siglo XIX, le dieron la puntilla y supusieron su ruina. Pero de la etapa desamortizadora os hablaré en otra entrada de mi blog y ahora permitirme que volvamos a centrarnos en los siglos XVI, XVII y XVIII.
En esta época el monasterio era el señorío más importante del concejo de Salas y el abad tenía jurisdicción civil y criminal compartida con los vasallos. El vasallaje que debía de pagar cada vecino ascendía a 25 reales anuales. Los vasallos comían con el abad el día de año nuevo y el 15 de agosto festividad de Nuestra Señora. A mediados del XVI, cada vecino podía valer unos 5000 maravedís. El monasterio recibía el primer salmón y la primera lamprea pescados en el Narcea, y la comunidad estaba formada en ese momento por 15 sacerdotes y un lego.
Descripción del monasterio
La Iglesia románica:
Aunque la iglesia fue reformada en el siglo XVII conserva aún la planta originaria. Es un edificio de tres naves separadas por pilares cruciformes, la central algo más ancha y elevada, y al ábside derecho se encuentra adosada una sacristía añadida a finales del XVII.
La Iglesia está orientada según el ritual de los templos románicos, siguiendo la linea este-oeste. Ya que con esta disposición el templo se mantendría en penumbra, existiendo una luz sobre el altar que al amanecer entraría por la saetera y tendría un significado simbólico, donde el creyente, al igual que en la vida, avanzaría hacia la luz, o sea hacia la salvación.
Los materiales empleados en la construcción del templo, al menos en la reforma que conocemos actualmente, fueron sillares bien trabajados y unidos a algunas marcas de cantero.
Las primitivas cubiertas románicas se sustituyeron en la reforma del XVII. La iglesia debió de estar en origen totalmente abovedada, con bóvedas de cañón como las que se levantaron posteriormente. El conjunto se protegía con una cubierta a dos aguas para la nave central y las correspondientes de una sola vertiente para las laterales. Este tejado contaba con armadura de madera y un recubrimiento de teja romana.
En cuanto a los vanos, la iglesia contaba con tres saeteras en los ábsides, la del derecho cegada y con los tres óculos de la fachada. En el muro norte, que da directamente a la carretera de Vistalegre, se encuentra una antigua puerta, ahora tapiada, que probablemente fue la puerta del cementerio, ya que en este tipo de templos el cementerio se situaba siempre en el costado de la iglesia.
La iglesia está muy poco decorada, al menos como lo solían estar las iglesias de Cluny, y esto denota la influencia de la reforma cisterciense.
De la construcción original de la iglesia perviven, la fachada norte muy remodelada y los ábsides. La fachada norte está sustentada por contrafuertes, de los que dos se sitúan ahora bajo las grandes ventanas rectangulares abiertas en la reforma del siglo XVII para iluminar la iglesia.
También en esta época se trasladan los sepulcros de los condes Don Suero y Doña Enderquina, desde la mitad de la nave central, donde reposaban en sepulcros de piedra que descansaban sobre leones del mismo material, hasta su ubicación actual, en los sepulcros que existen a ambos lados del altar mayor.
Y en la época se afronta la construcción del coro y el recrecimiento de las naves laterales, así como la adición del púlpito, que se hizo necesario cuando la iglesia se transformó en la parroquial de Cornellana.
El edificio y claustro barrocos:
Nos indica José Antonio Fernandez de Cordoba:
Nos indica José Antonio Fernandez de Cordoba:
"A partir de 1536 el Monasterio pasa a formar parte de la Congregación benedictina de Valladolid y comienza una larga reedificación de todo el complejo empezando por la iglesia para adecuarla a los nuevos usos y modas de la Contrarreforma. En la fachada de la iglesia se coloca ostentosamente el escudo de Castilla y León, símbolo de la dependencia vallisoletana. Las naves de la iglesia son abovedadas sobreelevando las naves laterales con lo que se logra un efecto extraño al exterior pues el templo resulta un tanto cúbico. Sobre la fachada románica se adosa la actual del siglo XVII.
A continuación los monjes acometen la reconstrucción del claustro comenzando por la fachada que se adelanta pisando media torre de la iglesia. Poco a poco, pero en menos de un siglo se completa la reedificación del claustro manteniendo las dimensiones del medieval pero aumentando sensiblemente la anchura y altura de las pandas y en consecuencia la zona habitable. Fruto de esa reorganización generalizada del monasterio es la construcción de dos patios de servicios al Este y al Oeste del claustro principal, uno para utilizarlo como granero, exhumado en las excavaciones de 2001, y el otro dedicado a labores artesanales."
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